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Les meves curiositats

¿Sabes de dónde viene la palabra "hincha"?


Todo el que ama el fútbol se considera seguidor o hincha de algún equipo, pero ¿sabes de dónde viene la palabra “hincha”?

El término “hincha” proviene de América del Sur y más concretamente de el Club Nacional de Fútbol de Montevideo, Uruguay, que contaba a principios del siglo XX con un trabajador llamado Prudencio Miguel Reyes gracias al cual la palabra ha llegado hasta nuestros días.

La historia

Miguel Reyes trabajaba como utilero y era el encargado de realizar todo tipo de labores en el club. Entre sus responsabilidades estaba la de hinchar los balones antes de cada partido. En aquélla época los esféricos eran inflados a mano ya que no existían compresores que pudieran facilitar ese trabajo. La tarea se llevaba a cabo con unos rudimentarios instrumentos que se llamaban “hinchadores” y por lo tanto al utilero se le llamaba “hinchador”.


Además de ocuparse de sus labores, Reyes era un entusiasta seguidor de su equipo al que arengaba con gran pasión con gritos y cánticos durante todos los partidos. Prudencio iba de punta a punta, al borde de la cancha, animando a los jugadores, lanzando gritos con su vozarrón y generando un clima festivo nunca visto hasta entonces por el público de los partidos de fútbol en el año 1900.

Durante décadas, el fútbol Rioplatense se practicaba con el clásico estilo formal de los deportes importados de Inglaterra como el rugby, el golf o el polo. El público que acudía a presenciar los encuentros mantenía una postura muy formal y en silencio, y ese fue el motivo por el que la actitud del utilero llamaba tan poderosamente la atención.

Tanto era así que el resto de aficionados que acudían al campo pronto comenzaron a decir: "¡Mira como anima el hincha!", refiriéndose al hinchador del Nacional que acabó siendo parte del espectáculo. Y así fue como la palabra “hincha” comenzó a ser aplicada a los aficionados más fogosos a la hora de animar a su equipo en cada partido.

Poco tiempo después el término llegó hasta Argentina, un país donde la pasión por el fútbol era tan grande ya en aquélla época que desde allí se contagió al resto del mundo y ha llegado hasta nuestros días.

Aunque el término “hinchada” puede usarse para referirse a toda la afición del club que está en un campo de fútbol presenciando un encuentro, su uso más común es referido al sector que entona cánticos, despliega banderas y lanza mensajes coordinados durante los partidos de su equipo.


"Salvado por la campana"

Encara que existeixen diferents teories, l'origen d'aquesta locució es troba en l'esport. 

La locució "salvat per la campana" se sol utilitzar per a expressar que algú s'ha deslliurat d'un mal o d'un problema en l'últim instant, pels pèls i moltes vegades per fortuna. Però, alguna vegada t'has preguntat d'on ve aquesta expressió?

L'origen de molts refranys i dites es perd en el temps, ja que aquests van passant de generació de generació, alguns fins i tot romanent vigents durant segles. Així mateix, poden pul·lular diferents teories que tracten d'explicar d'on ve una sola d'aquestes frases.

Si un rebusca el gènesi de l'expressió "salvat per la campana" (o salvar-se per la campana), no trigarà a topar-se amb una teoria que situa l'origen de la frase en l'Edat mitjana. En aquella època es va començar a col·locar campanes i campanetes connectada als taüts a través d'una corda o fil amb l'objectiu de servir d'alarma en cas que s'hagués enterrat a algú sense estar realment mort.

En aquesta tenebrosa pràctica es barrejaven les creences amb alguns casos reals de catalèpsia, estat biològic en el qual la persona jeu immòbil, en aparent mort i sense signes vitals. Tenir a disposició una campana a la qual tocar des de la tomba era una bona assegurança de vida. Segó per la campana, es podria dir amb tota la raó del món.

No obstant això, l'origen de l'expressió "salvat per la campana" no està en els antics cementiris, sinó en la boxa, esport que ha donat altres locucions col·loquials com "mossegar la lona", "clavar el genoll" o "em vaig quedar sense aire".

La campana es va introduir en la boxa quan, en 1867, es van establir les regles del marquès de Queensberry, normes introduïdes per a fer d'aquest esport una pràctica més segura i menys sagnant. Es van incorporar els guants, el compte de 10 segons que es dona a un boxador que ha caigut a terra perquè s'aixequi i continuï barallant o els límits de temps. La durada de cada assalt es va fixar en tres minuts, amb un minut de descans.

El so de la campana avisa als boxadors de l'inici i final de cada assalt, marcant l'instant en el qual han de detenir els cops. D'aquesta manera, quan un púgil està rebent una sobirana pallissa per part del seu contrincant, estant a la vora del KO, i s'escolta el so metàl·lic de la campana que assenyala el final del round, es diu que s'ha salvat per la campana.


"Què significa OK i quin és el seu origen?"


La simple unió de dues lletres, l'O i la K, forma la paraula més usada diàriament en el planeta. OK, ok, okay, okey... La locució, en les seves diferents variacions, apareix en gairebé qualsevol conversa, correu electrònic o de manera massiva en els grups de Whatsapp.

Que el terme OK hagi conquistat el món es deu a la seva senzillesa i singularitat. D'una banda, es tracta d'una manera ràpida, directa i innòcua emocionalment per a expressar conformitat, acceptació o que alguna cosa o algú es troba en bon estat. D'altra banda, és una paraula estranya etimològicament amb grafies compartides per la majoria d'idiomes, la qual cosa va facilitar la seva propagació.

0K, 'ZERO KILLED', ZERO MORTS


Existeixen diverses teories que tracten d'explicar l'origen de la paraula OK. La idea més estesa, encara que per a molts no és més que un mite, és que el terme va néixer durant la guerra de Secessió (1861-1865) -encara que uns altres l'endarrereixen fins a la Primera Guerra Mundial (1914-1918)-, quan en les trinxeres es penjava un cartell en el qual es llegia "0K", equivalent a zero killed, per a comunicar que una batalla s'havia saldat sense morts en les files.


També hi ha consens generalitzat a l'hora d'assenyalar als telegrames com a mitjà que va ajudar a expandir definitivament la paraula "OK". Ja en el segle XX, el terme es va propagar a totes les classes socials i situacions.

"¿ Por qué a los Josés se les llama Pepe ?"

Antiguamente, en los conventos, durante las lecturas de las Sagradas Escrituras, se referían a San José con el sobrenombre de "Sanctus Josefus Pater Putatibus Christi" (San José padre putativo de Cristo), tal y como se le denominaba en latín. Esto pronto se acortó a "Pater Putatibus" al leer la Biblia y, luego, para hacerlo aún más fácil se comenzó a indicar sólo con las iniciales de ese sobrenombre: PP. De ahí, Pepe.

Cada vez que la Bilbia hacía referencia a San José, entre paréntesis ponía PP.

A pesar de que esta es la teoría más extendida sobre el origen del hipocorístico de José, otra hipótesis apunta a que Pepe podría ser la abreviación del antiguo nombre de José en español, que antiguamente era Josepe, según se puede ver en textos de los siglos XV y XVI.

Así, igual que en Italia ese nombre ha llevado a diminutivos muy similares a Pepe por su semejanza fonética, es probable que el antiguo José (Josepe) se convirtiese con el devenir de los siglos en Pepe. En la lengua italiana, José es Giuseppe y de éste han derivado los apelativos de Peppe, Beppe o Geppe.


"¿Por qué decimos “¡Jesús!” cuando estornudamos?"

Para resolver nuestra duda preguntamos al sacerdote Jesús Luis Sacristán quien nos explica que “en la Antigüedad, tanto los romanos como los griegos pensaban que el estornudo era signo de que los dioses te advertían de algo, era una advertencia divina”.

Como iremos comprobando el hecho de estornudar está ligado a distintas supersticiones. Pues bien, en el caso de los romanos y los griegos cuando alguien estornudaba utilizaban el término de “¡Salve!”.

Por otro lado, nos sigue contando Jesús Luis “el médico Avicena decía que estornudar era síntoma de una enfermedad”, vamos como el aviso a que vas a caer enfermo. “Por eso había que pedir la protección de la divinidad, pedir a Dios, para no caer enfermo”.

Son muchas las preguntas que nos hacemos a lo largo del día, y una de ellas –seguro- que alguna vez hemos pensado es ¿por qué decimos “Jesús” cuando estornudamos? Otros utilizan la palabra “¡Salud!” cuando alguien estornuda. 


Y es por eso que con el paso del tiempo, generaciones y tradiciones; los cristianos utilizan la palabra “¡Jesús!” cuando alguien estornuda “en alusión a Cristo, para que no le pase nada a la persona que ha estornudado”.

Es frecuente escuchar también “¡Salud!" tras un estornudo, con el deseo de que la persona no caiga enferma.

Además de ser una tradición, también se emplea como una fórmula de educación, aunque últimamente está cayendo en desuso y pocas veces la gente responde al estornudo. 

"El origen de los apellidos"

Los apellidos son unos nombres que sirven para designar a los miembros de una familia, y que se transmiten de padres a hijos. En la antigüedad no existía tal cosa como los apellidos, prueba de ello es la Biblia, en la que la gente era conocida por sus nombres, su rama familiar, o su apodo. A medida que la población fue creciendo, era cada vez más difícil diferenciar a las personas que tenían el mismo nombre, y aquí se originaron los apellidos. 

Un ejemplo de esto era cuando, en la antigüedad, el mensajero debía enviar una carta a alguien llamado Juan, pero se preguntaba «¿A cuál Juan debo enviar la carta? ¿Al del monte, o al del valle?». Aquí se originan los apellidos denominados apellidos topónimos, que vienen del lugar donde vivían aquellas personas. En esta categoría pueden entrar apellidos tales como: Arroyo, Costa, Rivera, Peña.

En la antigüedad, muchos eran los rasgos de las personas, de los cuales se podían originar los apellidos, así podemos encontrar apellidos por rasgos personales También podían heredar como apellido la ciudad donde vivían, como, por ejemplo: Juan Burgos, Juan Madrid, Juan Toledo. Además de ello, apellidos como Torres, Fuente, Iglesias, o Palacios, se originaron por la cercanía de la vivienda de la gente a estas estructuras. Aquí vemos también la existencia de apellidos derivados de la profesión u oficio que ejercían, y podemos encontrar apellidos como: Pastor, Herrero, Criado, Vaquero.

O También encontramos apellidos por rasgos de la personalidad, y físicos, tales como: Delgado, Amable, Cortés. La procedencia de apellidos más curiosa, y a la vez más común en la actualidad, son los apellidos terminados en «Ez», ya que EZ significa «Hijo de», como, por ejemplo: Rodríguez; Hijo de Rodrigo. Y así mismo ocurre en otros idiomas, como por ejemplo «Jonhson», significa «hijo de John», en idioma inglés. Así es como se originaron los apellidos, por una necesidad, y así mismo siguieron siendo necesarios.

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